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IGNACIO RAMÍREZ, EL INOLVIDABLE CRONOPIOS
Proclama del Cauca | Viernes 19 diciembre, 2014 a las 11:35 am
Por Leopoldo de Quevedo y MonroyLoco-mbiano
Composición de fotos de Ignacio Ramírez y logo de Cronopios de:http://ignara-ntc.blogspot. com/2007/12/contenido-general. html
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Inscripción que salía en la parte baja de la página de la Revista Cronopios
Cómo rueda el tiempo por entre los dedos del reloj y se cierne sin dejar caer las harinitas... Apenas se sienten suaves cuando resbalan como los sueños de Dalí. Sin embargo, el tic-tac que puso en el éter Ignacio Ramírez en su revista de ribetes rojos, aún palpita cada segundo en las sienes de sus amigos.
Anteayer 19 de diciembre Lina María Pérez, Gabriel Ruiz, Fabio Martínez, J. Mario Arbeláez, Consuelo Triviño, Ricardo Bada, Juan Manuel Roca, William Ospina, Ana Mercedes Vivas, Milcíades Arévalo y 50000 abonados más, recordamos de nuevo agradecidos el servicio que le prestó a la difusión de la escritura.
Al amanecer, sin falta y sin tocar la puerta, entraba Cronopios de puntillas a nuestra casa. Lo promocionaba en su inicio con el remoquete de “un diario virtual para hombres y mujeres de palabra”.
Con gabán verde y sin pantuflas, cuidando de no hacer el menor ruido, tenía permiso siempre porque era un caballero de esos locos con los que emulaba Cervantes.
Marco A. Valencia Calle y Gloria Cepeda me lo recomendaron cuando yo empezaba tímido a escribir perfiles y crónicas. “Por qué no envías tus cuartillas a Cronopios? – me dijo Gloria la de Canta la noche y Colombia, ahora, la poeta más profunda viva de nuestra patria. Y, un miércoles de semana santa le envié un texto que titulé: Judas, otra vez. Nunca pensé que le interesaría. Pero al día siguiente me apareció en la pantalla, sin que le corrigiera una coma, con una fotografía, al día, del ilustre ahorcado.
Gabriel, como el arcángel que trae buenas noticias, me lo reenvió ese mismo día como un espaldarazo. En esa época tenía yo una cuenta abierta con hotmail y guardé muchos textos en un apartado anexo. Un día amanecí cortado y perdí la colección que Cronopios me había publicado. De inmediato me cambié a gmail en la casa del doctor Google que me ha tratado con largueza.
Recuerdo que uno abría el ordenador y la página se llenaba al instante con dos textos con ilustración. Esa era una virtud que él se había inventado. Yo enviaba el escrito a secas, sin foto personal ni alusiva al tema. Nunca me gustó que mi cara apareciera. Solo mis ideas. Pero él, creo que gastaba el tiempo suficiente para encontrar en google la ilustración que encajaba con el contenido.
Guardo aún en mi archivo la dirección que me facilitó Édgar Victoria González de un blog en donde él subía sus propios textos. Raramente se publicaba a sí mismo en Cronopios. Su diario estaba abierto a los demás y era un foro libre, sin censuras ni recortes o condiciones. Tal vez prefería la frescura, la novedad, el cuño del cincel, la marca del sudor y la sombra del fantasma naviero con pluma en mano que habitaba en él. Buen viento y loor a tus cenizas iluminadas.
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Noticia publicada por ProclamaDelCauca.com: IGNACIO RAMÍREZ, EL INOLVIDABLE CRONOPIOShttp://www.proclamadelcauca. com/2014/12/ignacio-ramirez- el-inolvidable-cronopios.html
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De: oscar dominguez
Fecha: 21 de
diciembre de 2014, 22:42
Asunto: Siete años sin el cronopio Ignacio Ramírez
Para: CCO : NTC …
Asunto: Siete años sin el cronopio Ignacio Ramírez
Para: CCO : NTC …
SIETE AÑOS SIN NACHO
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Hace siete años Carmencita Ramírez Boscán, recibía
en sueños la visita de su padre, Nacho Ramírez Pinzón. El cronopio bogotano no
quiso despertarla y le dio –dormida- la noticia de su próxima muerte, tan
anunciada como deseada y aplazada. Periodista hasta el final dio la
chiva de su partida y diez minutos después se confundía con el silencio.
Carmencita narró la partida del Cronopio en un breve correo mañanero que
me escribió:
Mi querido Oscar: Mi padre del alma, el gran Cronopio, vino esta
madrugada muy a las 2: 50 de la mañana a encontrarme donde estaba. Me
dejó sentir su angustia y desespero. Yo le dije que si tenía que irse que
no me esperara, que no sintiera miedo y que volara con sus alas nuevas de
ángel, y que siguiera el olfato que bien podía orientarlo con ¡tremenda nariz!
Pocos segundos después, una gran paz interior me invadió, al mismo tiempo que
decía adiós. Solo quería contártelo primero. Karmen
Esta fue mi respuesta:
Carmencita, gracias por compartirme ese bello sentimiento. Sí, dejemos
que el gran Nacho comparta su calidad y calidez con otros Cronopios que se
nos adelantaron en el viaje con tiquete de ida nada más. Celebro la paz
interior que te invadió después de pedirle que emprendiera el vuelo.
Con las equivocaciones que solemos cometer los padres para no
perder la costumbre, Nacho te regaló el pez y te enseñó a pescar. Lo mismo hizo
con tus demás hermanos Gretel y su doble, Miguel Iván. Y con quienes estamos
por fuera de su exótico árbol genealógico wayúu-bogotano, en calidad de
amigos. Menos mal clasificamos dentro de su corazón, siempre
más grande que tres estadios Maracaná llenos.
Los mortales solemos tener algunos amigos (No caben más de
cuatro, según Carmen Balcells, la apoderada del Nobel García Márquez). Nacho
tenía amigos todas las tardes, en todos los oficios. No había una esquina, un
aeropuerto, un silencio, sin amigos de Nacho.
El Cronopio de la nariz quevedesca puede irse ya a oler las flores del
jardín del tío Miguel a otras esferas. Tiene el visto bueno de quienes nos
lucramos lícitamente de su amistad, fuerza, generosidad y desbordado talento
literario.
Me alegró mucho también ver de nuevo a Gloria, la Toya, tu mami.
Y conocer a tu tía. Más me gustó todavía que el coqueto Nacho le hubiera
gastado parte de su poética prosa a la princesa wayúu, la madre de sus tres
vástagos. Que le haya acariciado su cabello en su habitación de la
clínica, fue una forma muy suya de decirle adiós con toda la delicadeza del
caso. Cuando me contaste sobre ese encuentro se me escurrió una nada
furtiva lágrima. También pensé que en alguna forma se estaba repitiendo,
con variantes, in articulo mortis, la historia del amor en los
tiempos del cólera.
Catala final para nuestro Cronopio
Ese mismo 19 de diciembre de 2007, parece que fue mañana, la escritora
Lina Maria Pérez, daba la misma noticia a través de la red de Cronopios. Lo
hacía así:
Ignacio esperó paciente. Por fin la muerte
lo liberó a la vuelta de cualquier minuto en ésta madrugada. En el
prólogo de Fantasmas felices, su bello libro recién salido del
horno, en el que retrató a los escritores que lo marcaron
y a los parientes y amigos cronopios, Nacho escribió:
"Vivo con la muerte bajo el brazo. La
llevo a todas partes y la gente me la reconoce en el semblante...embrujo a los
brujos, compruebo a los yerbateros que yerbamala siempre muere, los curas se
crucifican bendiciones en el nombre del padre... Ahora soy un feliz fantasma y
ahora sé que la muerte es vida disfrazada de tiempo escurridizo... y me las doy
de muerto de la risa mientras llega la hora de retornar a mi condición de
calavera y luego al polvo que seré volando hacia la nada y el misterio con
ínfulas rampantes de Barón Calvínico...."
La palabra de Nacho para hombres y mujeres
de palabra, se hizo carne y muerte, ironía premonitoria y testimonio para
releer. Nacho murió hoy 19 de diciembre a las 3 am.
En su lento adiós se lleva, como cola de
cometa, la solidaridad y el cariño de todos sus amigos.
QUERIAMOS HARTO AL CRONOPIO
El Cronopio Nacho Ramírez Pinzón
fue un bogotano que nació y vivió en todas partes. Desde hace una
década sobrevivió a las múltiples despedidas que le hicimos
sus amigos (¿¡). Finalmente, en la madrugada del miércoles 19 de diciembre, “lo
recogió el silencio” en su habitación 102 de la Clínica del Bosque donde lo
mimaron.
Junto a su lecho, estaba su
último libro “Los fantasmas felices”, editado por Teresa Montealegre. Sólo
faltaba la crónica de su propia muerte que no escribió. Prefirió vivirla
intensamente.
“No sé por qué no clasifico para
muerto todavía”, decía en medio de la orgía de achaques que el azar en su
extraña bondad le deparó en los últimos lustros.
Desde siempre, le sacó el mismo
jugo a su destino trabajando en una emisora de pedal en Quibdó o en la Guajira
(que le regaló a su amada Gloria Boscán, su princesa wayú, presente en la
despedida, madre de sus tres hijos), que organizando festivales culturales
en Viena.
O entrevistando cerebros prófugos
en Europa. O jalándole a su oficio de hombre de palabra en Nueva York donde se
movía como Woody Allen en Manhattan.
Tuvo por hábitat el mundo que
recorrió desde al alfa hasta el omega, haciendo intensos viajes a Ítaca.
Cuando una persona conoce tanta
gente y nadie despotrica de él, como fue su caso, es porque su andadura
fue correcta.
En el ámbito de su sabiduría,
regaló el pez y enseñó a pescar. Utilizó sus destrezas para darse al prójimo.
Por ejemplo, dando a conocer la vida y zozobras de escritores no mimados
por las editoriales.
Puso la cultura en la canasta
familiar al lado del pan y de la leche.
Dejó huella en cine, radio y
televisión. En periodismo fue de la vieja y de la nueva guardia al mismo
tiempo. Decenas nos lucramos lícita - e ilícitamente- del Cronopio que ha
partido. Nunca se dio el lujo subalterno de la quejumbre.
A “alegríadeleer” Ramírez Pinzón
la plata – y la pensión que nunca apareció – le llegó en forma de amor,
humor, viajes, bohemia, cine, teatro, lecturas, escritos. En síntesis, de vida,
que en él fue de una integridad y lealtad a prueba de polígrafos.
Activista aventajado de la
cofradía del “carpe diem”, hizo del escepticismo una religión. Pero escéptico
y/o agnóstico convencido gracias a Dios, sólo tuvo amigos. Los enemigos
perdieron su tiempo con él.
Reservó lo mejor para dejar salir
el Quijote que lo habitaba, dándole vida a su agencia cultural-virtual
Cronopios. Su corazón fue la casa de todos.
Nacho, ahora convertido en
“fantasma feliz”, no murió, quedó encantado como el verso de Geraldino.
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